Finaliza el curso de Rescate Vehicular
noviembre 27, 201350 años del trágico Incendio de Madreselvas
noviembre 27, 2013Vivía en esos años a una cuadra de la Primera Compañía y como era todavía un estudiante de colegio ( 17 años ), mis padres no me permitían salir de noche a los actos del servicio.
Ese 14 de Diciembre ya no tenía clases ni exámenes pendientes y cuando a las 01,13 Hrs. me desperté al escuchar el Mercedes de la Primera que salía al incendio, decidí por primera vez en mi vida bomberil, salir a cumplir con mi deber.
LA NOCHE EN QUE EL CIELO SE INCENDIÓ
14 de Diciembre de 1962·
Vivía en esos años a una cuadra de la Primera Compañía y como era todavía un estudiante de colegio ( 17 años ), mis padres no me permitían salir de noche a los actos del servicio.
Ese 14 de Diciembre ya no tenía clases ni exámenes pendientes y cuando a las 01,13 Hrs. me desperté al escuchar el Mercedes de la Primera que salía al incendio, decidí por primera vez en mi vida bomberil, salir a cumplir con mi deber.
Corrí hacia el cuartel de la Primera para informarme del lugar de la alarma y el mensajero me indicó que era en Madreselvas con Macul. Inmediatamente me dirigí hacia Avda. Irarrázaval con Campos de Deportes ya que en esos años existía un paradero de taxis que se mantenían durante toda la noche prestando sus servicios y le solicité a los choferes que me llevaran » gratis » al incendio, se miraron con no mucho entusiasmo pero al final uno de ellos se ofreció para llevarme.
Cuando íbamos en camino por la Avda. Macul hacia la calle Madreselvas, venía la camioneta Ford de Comandancia a buscar al Comandante, ya que por procedimiento esta camioneta que se aparcaba en el cuartel Primera en esos tiempos, en primera instancia esperaba unos minutos a los voluntarios que vivían próximos a los cuarteles Primera y Segunda para salir con ellos hacia el lugar de la alarma para luego ir y a buscar al Comandante. Cuando el conductor del taxi vio la camioneta que venía en sentido contrario me dijo » los bomberos ya se están devolviendo «, le explique de que se trataba y en ese mismo momento el chofer me dice espantado » mire «, me agaché y pude ver un inmenso hongo de fuego y me dije para mis adentros, » bien, por fin un incendio grande «, sin pensar en ningún momento y en un impulso muy propio de la inconciencia de la juventud en que terminaría.
El taxi me dejó en la esquina de Macul con Madreselvas y yo corrí hacia el carro Reo que se encontraba una cuadra más arriba de la propiedad afectada armado a grifo y con el objeto de pasar lista en un cuaderno que existía para estos efectos, ya que primero antes de entrar al lugar amagado, había que cumplir con esta obligación y esto después sería muy importante cuando ocurrió la tragedia para poder establecer en ese momento que voluntarios se encontraban en el lugar. Dejo constancia que al pasar frente a la puerta principal de la industria afectada mientras me dirigía hacia el Reo, se sintió una fuerte explosión y pude observar que varios voluntarios salieron desde el interior del incendio hacia la calle y en ese mismo momento venía llegando el Comandante Enrique Guerra que les dijo » EL INCENDIO ES PARA ALLÁ, NO PARA ACÁ «.
Luego de mi gestión en el carro Reo ingrese hacia el interior del incendio por la puerta principal hasta un galpón rectangular que se encontraba completamente en llamas y me sume a los esfuerzos del personal de la Quinta que se encontraba en el sector poniente ( después supe que había otro pitón de la Quinta en el sector oriente del galpón ). Lo que me llamó la atención en ese momento era la gran cantidad de tambores que había al interior de esta industria ubicada en un lugar netamente residencial.
En la oportunidad me permitieron pitonear hasta que se dio orden de cortar el agua, ya que el fuego de los tambores producto de un líquido inflamable, iba ser controlado con espuma desde el carro de la Cuarta Compañía que se encontraba en la mejor posición para ello.
Apagado el fuego del líquido inflamable recuerdo que el personal de la Segunda y Sexta Compañías procedieron a remover algunos tambores para trasladarlos hacia el patio exterior de la industria. Después de un tiempo que no puedo precisar se produjo una explosión que envolvió en llamas a los voluntarios que movían los tambores, produciéndose en ese momento un caos total, todos corrían, algunos ardiendo con sus ropas contaminadas con el inflamable y buscando la salida para ponerse a salvo, gritando desesperados y escuchándose al mismo tiempo una serie de instrucciones de quienes eran testigos impotentes de esta escena dantesca. Debo confesar que no tuve miedo en ese momento ya que debido a mi falta de experiencia ( a la fecha tenía diez meses de voluntario ), yo pensé que esto ocurría en todos los incendios grandes.
Pasados algunos segundos escucho desde la parte superior del muro más cercano al lugar en donde nos encontrábamos los quintinos, que un voluntario de la Primera pedía urgentemente una escala para nosotros ya que estábamos en un rincón, rodeados por las llamas y sin agua para protegernos ( la escala de madera que trajeron era del carro Mercedes Benz de la Primera Compañía y sufrió algunos daños por fuego dado los numerosos voluntarios de la Quinta que salieron a través de ella hacia una propiedad colindante ).
En mi caso recibí instrucciones del Capitán de la Compañía el señor Adolfo Waissbluth Cortés de que me quedará al lado del Teniente Bernardo Goldminc para finalmente salir por la puerta principal del galpón hacia el patio exterior, ya que no alcanzábamos hacerlo por la escala del carro de la Primera Compañía en consideración al avance del fuego que se acercaba peligrosamente.
Una vez en el patio exterior pude en primer término observar que muchos voluntarios de las compañías de escalas, lesionados y quemados, eran sacados a través de los muros de las propiedades colindantes, dado que el pasillo hacia la puerta principal de la industria se encontraba en llamas, producto del inflamable que mezclado con agua y que por la calle llegó hasta las alcantarillas del sector.
Como no se podía salir me acerque a una ventana del galpón y pude apreciar que en el suelo entre lo que me pareció eran unos rollos de alambre, se veía una mano que a la postre resultó ser del voluntario Silvio Guerrero Mutinelli, en ese mismo momento y desde el muro en donde estaba el personal de la Primera Compañía se recibe la alerta de que en lugar que ya he señalado se encontraba un voluntario.
Recuerdo también que el voluntario de mi compañía Tomás Baytelman intentó ingresar para rescatar al voluntario Guerrero pero fue impedido por otros ya que era imposible en ese momento debido a las llamas.
Otra cosa que pude observar es que se encontraron los voluntarios Mario Gonzáles Pizarro con su hermano Iván y se dieron un gran abrazo, al verlos empecé a tomar conciencia de la gravedad de lo que estaba ocurriendo. Luego pude ver al hermano del voluntario Jorge Batiste Aleu que intentaba ingresar desesperado al interior del galpón en busca de Jorge y fue reducido por decirlo de alguna manera por sus compañeros a fin de evitar que sufriera un accidente.
Apagada las llamas del pasillo que daba hacia la calle Madreselvas el Capitán de mi compañía me ordenó, ya que yo era Ayudante de Compañía, que vaya al carro y verificará en el cuaderno de lista que voluntarios se encontraban en el lugar a objeto de establecer si todos ellos se encontraban a salvo.
Para efecto de lo anterior tuve que recorrer las distintas casas del sector ya que en ellas lo vecinos recibieron a los heridos mientras esperaban su traslado a los centros asistenciales, es así como pude ver a voluntarios gravemente quemados sobre las alfombras o sofás de los livings de las casas y como los vecinos en un gesto de solidaridad increíble hacían todo posible por aliviar a quienes sufrían.
En una de estas casas encontré al voluntario de mi Compañía Manuel Harris y le consulté si había visto al voluntario Alberto Mazza que era el único que figuraba presente en el cuaderno de lista pero que yo no había localizado, el me miró, no contestó y seguidamente cayó al suelo desmayado. No me había dado cuenta que se encontraba en estado de shock.
Posteriormente se establecería que el voluntario Mazza había trasladado en su camioneta hasta un centro asistencial a varios voluntarios lesionados y cuando regresó recibió un buen reto por parte del Capitán por no haber avisado oportunamente que haría aquello, ya que nos causó una tremenda preocupación.
Finalmente mi Compañía trabajó hasta después de la 08:00 Hrs. de la mañana, luego nos dirigimos al cuartel y yo regresé a mi domicilio tremendamente impresionado por la muerte de los bomberos de la Segunda Compañía, especialmente por Jorge Batiste que era un compañero de colegio y preocupado además por la suerte de los heridos. Desgraciadamente un tiempo después en el Hospital Militar fallecería el voluntario de la Segunda Compañía Luis Bernardin Orellana.
A la luz de los hechos, hoy espero sinceramente que nunca jamás ningún voluntario tenga en el futuro que pasar por este tipo de experiencia.
EDUARDO WURGAFT WAISMAN – VOLUNTARIO INSIGNE BOMBEROS DE CHILE