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junio 17, 2014La visita del Papa Francisco a Israel el 25 y 26 de mayo de 2014 marca un hito importante en la relación entre la Iglesia Católica, Israel y el pueblo judío.
La visita del Papa Francisco a Israel el 25 y 26 de mayo de 2014 marca un hito importante en la relación entre la Iglesia Católica, Israel y el pueblo judío.
En 1965, el Concilio Vaticano II adoptó Nostra Aetate («En nuestro tiempo»), una declaración de doctrina que rechazaba el cargo de deicidio, condenaba todas las formas de antisemitismo y reafirmaba la permanencia de la relación espiritual entre Dios y el Israel histórico.
Pero pasarían otros 28 años hasta que el Vaticano reconociera al moderno estado de Israel y estableciera relaciones diplomáticas en 1993. Esto fue un acontecimiento de gran importancia política para nosotros, profundizando nuestra relación con mil millones de fieles de la Iglesia, muchos en el mundo en desarrollo. Para el Vaticano esto tuvo una gran importancia teológica, porque significaba que ahora la Iglesia entendía el retorno de los judíos a su tierra y a la historia, no como un problema para la enseñanza católica, sino como una reafirmación de esta.
Recuerdo la increíble emoción que marcó la visita peregrina de Juan Pablo II a Israel en 2000, y la nota de plegaria que colocó en el Muro de los Lamentos, y que ahora reside en Yad Vashem. Esta dice: «Estamos profundamente acongojados por el comportamiento de aquellos que, en el curso de la historia, han causado que tus hijos sufran, y pidiendo tu perdón, deseamos comprometernos a una genuina hermandad con el pueblo de la Alianza.»
La visita del Papa Francisco será el tercer peregrinaje papal a Jerusalén en 15 años. Este incluye plegarias en el Muro de los Lamentos, una reunión con los Grandes Rabinos, una visita a Yad Vashem, un evento festivo interreligioso con el Presidente Shimon Peres en la Residencia del Presidente, y una reunión con el Primer Ministro Benjamín Netanyahu.
Además, el Papa Francisco pondrá una corona de flores en la tumba de Theodor Herzl, el fundador del sionismo moderno. Ciertamente esto es parte del protocolo oficial, pero consideremos el progreso hecho desde la fallida reunión de Herzl con el Papa Pío X en 1904. En esa época, el Vaticano rechazó las aspiraciones nacionales del pueblo judío y pidió su conversión, si acaso conseguían asentarse en Tierra Santa. Un siglo y diez años después, nuestra relación se ha transformado de un profundo rechazo a una relación de igualdad, respeto espiritual y legitimidad política.
El Papa tiene un estilo personal único, un toque común, calidez y modestia, amor por los pobres, y durante su cardenalato promovió una fuerte relación con la comunidad judía de Argentina. Hablando con La Republica en septiembre del año pasado, el Papa Francisco hizo la siguiente declaración: «Durante las horribles pruebas de estos últimos siglos, los judíos han preservado su fe en Dios. Y por esto nosotros, la Iglesia y toda la familia humana, nunca podemos estarles lo suficientemente agradecidos.»
La comitiva papal a Israel, Jordania y la Autoridad Palestina incluye un rabino y un imán, dos amigos del Papa desde Buenos Aires, pero también símbolos importantes de su mensaje espiritual para nuestra región. Creo que su mensaje y ejemplo personal resonarán profundamente con los israelíes, en este tiempo difícil para la paz en particular, y esperamos compartir con él su sonrisa, visión, esperanza y plegaria.
Akiva Tor es el Jefe de la Oficina de Asuntos Judíos Mundiales y Religiones en el Mundo en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.